sábado, 2 de mayo de 2009

fragmentos de una mente extraña habitando un cuerpo desconocido



las personas realmente mueren hasta que uno las olvida


Capitulo 5


38 días y un par de horas desde que fume el ultimo cigarro, 7 días de no ahogar en alcohol su recuerdo, 168 horas de no intentar olvidarte matando neuronas con octavos en las cantinas del barrio, 10080 minutos de no derramar lagrimas bajo el efecto depresivo de la quezalteca y las muy ciertas canciones de Vicente Fernández, 604800 segundos de estar sobrio. Desperté ese día mas temprano de lo acostumbrado, era una mañana mas fría de lo normal, nublada, una mañana triste, si se podría decir así, tal vez por el hecho de que era la última del año

Desde hacía ya un par de años teníamos una especie de tradición con una mi amiga, y era de pasar juntos las últimas horas del año y por ende pasar juntos las primeras horas del año, era algo que hacíamos, sin importar si estábamos saliendo con alguien, claro está que en todas esas celebraciones nunca paso nada que no tuviese q pasar, simplemente era de estar esas horas con alguien que en verdad amábamos, claro, en sentido fraternal. Teníamos todo preparado para la gran fiesta nocturna, habíamos comprado una gran variedad de chucherías, quesos, jamones, en fin, nos la íbamos a colocar ese día. Eran las once de la mañana cuando agarre camino al súper, a comprar las últimas cosas y como era de esperarse, no era el único q había dejado un par de compras de última hora, por lo que había un mundo de gente en el supermercado, del cual logre justo al medio día. Gaby vivía en la colonia el zapote, zona 2, por ahí por la cervecería, por lo cual mi ruta más adecuada era tomar la avenida la Reforma, después agarrar la 7ma avenida, para ir a salir a la zona 1, cruzar en la 18 calle, para buscar la avenida Elena, q al final me saca directo a la zona 2. Pero no, por alguna extraña razón maneje hacia el boulevard liberación, seguí por la Calzada Roosevelt y me enfile por el Periférico. Justo en donde está el paso a desnivel de la colonia Bethania, empezó el tráfico, los carros iban realmente despacio, pero bueno no llevaba prisa y todo el lujo y confort de la tecnología alemana de mi carro me hicieron olvidarme por un momento de la cola. Cuando íbamos llegando al puente del incienso, vi la razón por la cual había ese tráfico espantoso, y es que una mujer de unos 25 años, con su bebita en un brazo y el otro ligeramente agarrada a la baranda, viendo hacia el vacio, y los automovilistas solamente pasaban a la par, disminuían la velocidad para ver si era suertos y ver el momento exacto cuando ella decidiese saltar, como si fuera toda una atracción de circo, a nadie le importaba que era una alama la que estaba en pena. Sin pensarlo 2 veces, pare mi carro, de pronto se empezaron a escuchar las bocinas y las sacadas de madre, ella de alguna manera sintió que yo estaba por llegar y me volteo a ver y fue cuando vi esa mirada, que se me hizo tan familiar. Ella se había despedido de esposo hacia 5 meses, como todas las mañanas el salía a trabajar, de albañil en una nueva construcción en la zona 10, el se despidió de beso de ella, sin saber q era el ultimo. A pocas cuadras de su casa 2 tipos se le acercaron y con pistola en mano le pidieron el celular, pero por alguna extraña razón, el celular lo había dejado en casa ese día, por lo cual solo tenía 5 quetzales que darles, los tipos algo enojados y sin mediar palabras le acertaron 2 balas en la cabeza por lo cual murió antes de caer al suelo. Los medios amarillistas tildaron la muerte como una venganza entre maras, pero ella y yo sabemos que no era cierto. Pronto la empezaron a llamar a ella marera, y a sus espaldas decían mil cosas, la fueron secando y ella se sintió muy deprimida por eso, no conseguía trabajo en ningún lado, y poco a poco el dinero fue escaseando. Redujo sus tiempos de comida de 3 a solamente 1, para que su bebita de 2 años pudiese comer bien. El acabose llego cuando la bebita se enfermo de gripe, ella no tenía nada para poder comprar medicinas y poco a poco la bebita se fue poniendo cada vez peor. y ahí estaban otra vez, ella a solo un paso del final. Me mira y vuelve su mirada hacia el vacio, y dice,- es la manera más fácil, no quiero que ella sufra más. y me vuelve a mirar, y otra vez esa mirada, vacía, fría como un cuerpo sin alma. como pude tome su mano y cerré los ojos un segundo, y justo cuando iba a empezar mi discurso de convencimiento, ella salto y yo no la pude sostener. Pocas situaciones han hecho llorar a mis ojos, subí al carro recosté mi cabeza en el asiento y una lágrima salió de mis ojos. Pase todo el camino de ida a la casa de Gaby pensando en esa mirada. yo se que la había visto ya antes, pero en este momento simplemente no recuerdo donde.